viernes, 23 de diciembre de 2016

Nochebuena y Navidad


Esta noche es Nochebuena, la mejor de cuantas noches han sido, y mañana es Navidad.
Repasamos los días que se han ido y el corazón rebosa de sentimientos. Es natural. Pensamos en algunas flaquezas, en algunas tristezas emboscadas y, por cierto, en las alegrías. Es entonces cuando nos damos cuenta de que el hombre es la criatura más fuerte pero la hierba más débil.
Mientras las agujas caminen hacia la medianoche, procuramos sentirnos mejores y nos atrevemos a peinar nuevos sueños y renovadas esperanzas. Con una mochila abierta por corazón, dejaremos un beso en las mejillas queridas, esperando idéntica ofrenda.
Desde lejos, desde siempre, se acercan las voces de los villancicos, repletos de emociones. Y somos capaces de cantar cosas así: "En el portal de Belén hacen lumbre los pastores/ para calentar al Niño que ha nacido entre las flores...". O también aquel que decía:La Virgen está lavando y tendiendo en el romero/ los angelitos cantando y el romero floreciendo./ La Virgen está lavando con un poquito jabón/ se le picaron las manos, manos de mi corazón..."
Todos anuncian que un niño nacerá en Belén, infinito, para ser compartido por todos. He ahí su simbolismo. Porque Nochebuena y llegamos a la Navidad, y toda Navidad es nacimiento, y todo nacimiento es motivo de alegría porque da cabida a la vida y la esperanza.
Dejemos que el alma suba hasta la superficie y que podamos sentirnos fraternos junto al arbolito navideño o al pobre pesebre tan pobre como aquél, y demos gracias con ilusiones renovadas. Y cuando escuchemos a un ruiseñor anunciando el nacimiento, levantemos una copa y brindemos, como en la primera Nochebuena, por todos los hombres de buena voluntad.
Esta noche es Nochebuena, y mañana es Navidad.